19/6/11

SIMPLES PALABRAS PARA TI


Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Deambulando en la exactitud de mis ensoñaciones mas dispersas y desequilibradas, fue que encontré estas letras vagabundas que hoy te escribo; porque ellas siempre roban algo de mí mientras se susurran los secretos con las que fueron creadas y que jamás me serán revelados, porque son el recelo de los dioses que cantan a la luna y la hacen suspirar, o le hablan al cielo y lo embellecen con tardías nubes de crepúsculo.
Tal vez –y digo simplemente tal vez- fue que creando simples palabras para ti, encontré algo dormido en mí que jamás quiso despertar, porque es mi lengua atada al dictamen de los sueños, -que por las noches, cuando mi cuerpo laxo se entrega a lo eterno y mi mente vaga con Dios- la que me miente una efímera caricia de tu sombra y habla de tus sonrisas que guardan un misterio alentador que me invita a partir y desaparecerme en la exactitud de mis ensoñaciones más dispersas; donde siempre te encuentro, y vuelvo a esperanzarme de que en un sitio del silencio existe un camino hacia ti, que solamente será recorrido por mí…

16/3/11

ENTRE UN OLVIDO Y UN PARA SIEMPRE


Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Morirme en tus ojos cada vez que duermes, es la herencia silenciosa que le dejo a tus sueños, y un canto de ángeles de ojos azules que convenzan a tus pesadillas de contarme sus secretos para guardar tu descanso cuando mi cuerpo ya no se encuentre a tu lado.
Viajar en tu sonrisa y que me nombres en la esperanza de lo que ha de venir, es la diligente consecuencia de que mi necedad crea en Dios cuando mi alma se entrega mansa a tu aliento, casi en tregua, entre el olvido y un para siempre.
Que extrañes mis pasos cuando me pierdo, y le cuentes a mi sombra tu necesidad de mí, es el pequeño gran pacto que nos une donde se vive toda la vida, donde se vive toda la muerte...
Dime quien soy sino aquel que incongruente y despilfarrando mañanas, te busca en el hondo pesar del dolor que llora su propio entendimiento, cuando nacen las más bellas palabras que hoy se lleva la necesidad de que me invites a tu pensamiento; entonces, le regalaré mis letras al mar para que sereno, te las entregue en las manos y sientas que eres el único motivo para que exista en mi historia un día venidero.
Hablar de ti con mis horas fantasmales que se dejan caer de mis momentos, es el precio que gustosamente pago para que mi recuerdo se quede prendado en los abrazos que de vez en cuando le regalas al sol en su cenit, y a la luna nueva, que espera con ansias el murmullo de los poetas que nacerán con un nuevo idilio.
Dime quien soy, sino aquel que torpemente y como desinteresado, le ha jugado la vida a la muerte y en constante desesperación pasa los días comprendiendo cada vez más, que el silencio que guarda el verdadero amor, no es más, que morir en tus ojos cada vez que los cierras y duermes junto a mí.

28/2/11

SEAS


Autor: © Jesús Alejandro Godoy

…Que seas como el primer silencio de esta madrugada, y que te transformes en las cavilaciones que viven en mi esperanza de tenerte y la aceptación de esta soledad que me rodea.
Que seas el instante previo a cometer el insalvable heroísmo de enamorarse, y que te vuelvas inspiración para mi alma que disfruta de la inquietud de los muertos y la magia de los ángeles.
Que seas, como la falta de atajos entre mi lengua y mis sentimientos, que es lo que me hace llevarte a lo mas alto de mis horas, y allí, esperarte detenido y preciso, donde imagino que algunos amores nacen antes de hacerse carne, y otros mueren en la tentativa de volverse historia.
Que seas, como el instinto que huye de lo que aún no tiene nombre, y que te transformes en mi cárcel y mi perdición no es a lo que temo, sino, a que naufrague tu mirada en otras direcciones y tu sombra se aproveche de otros soles lejos de aquí.
Espero que seas, lo que siempre he soñado.
Que vuelvas tras tus pasos y me abraces para jamás dejarte ir; y que seas, más que el fundamental motivo para decidirme a cambiar mi vida. Que seas como la furtiva noche que me roba secretos cuando mi cuerpo danza con el aliento del cielo, y que tus susurros me envuelvan súbitamente mientras se agostan todos mis sentidos y muere la imaginación de otras mujeres.
Espero que seas, lo que siempre he soñado para mí.

14/2/11

SENSACIONES PARA UN CORAZÓN ESCONDIDO II

(Artilugios)

Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Cuando todo queda en silencio, huyo un poco de tu presencia que queda etérea esperando verme llorar por la ausencia de tu cuerpo, que se hace tan evidente imaginándote entre mis brazos.
Y camino por las esquinas de mi casa, preguntándole a tu memoria cual es aquel recuerdo que dejaste en mí, que siempre viene a atormentarme cuando veo tu figura acompañada de esa sonrisa que me abre el cielo a mitad de camino de mi infierno.
Me ves dispuesto cuando veo llegarte, y sé que juegas a ser la portadora de mis cenizas cuando te acercas a mí, y me ganas con el aliento de tus deseos y las fragancias que alguna vez sueño cuando veo tu piel desnuda entregándose a mi esperanza.
Sabes que lloro tu partida; y sabes mejor, que lloro tu compañía cuando me miras y te callas todas las palabras de ése amor que algún día tal vez será mío.
Juegas ante mí a despertar los celos que me acarrean el quererte un poco más de lo que estoy acostumbrado a odiarte, cuando sabes detenerte y dejarme pasmado y en silencio, con mis labios besando el vacío de tu boca.
Sé que despliegas los más relucientes artilugios para no descubrirte con la cabeza gacha ante mi mirada; porque de tanto conocerte, sé que no eres de perder las palabras que sustentas con esos hechos que a veces te llevan a desdecirte entre errores y mañanas sin respuestas.
Apareces y desapareces aún cuando estás a mi lado, y descreo de tus manos que suavemente rozan el aire para estudiar mis reacciones y dejarme como un fantasma sin corazones que le teman; y es, que vuelvo a encontrarme contigo, cuando me atrapas en tus palabras sabias que solamente me usan para saberte tan mujer que puedas prescindir enteramente de mis lágrimas y mis noches deseándote.
Y cuando ya no estás, me dejas aturdido buscándote en mis momentos que hace instantes he vivido, pero que contigo son recuerdos de mil años, porque mientras yo me pierdo en el cielo de tu vida, tú vas en busca de algo mejor que llene tu existencia.
Elevo rezos para no verte; y es inútil cuando mis ángeles confundidos me persiguen escapando de los latidos de mi corazón y los gritos de mi alma, que se vuelve tan frágil y transparente que llama al temor, y es cuando exactamente te presentas, deseosa, de un poco más de mi rutina idiota que practico delante de tu mirada insatisfecha.
Es en sueños que espero abalanzarme valiente hacia ti, porque sabes que sólo podré ganarte cuando mis caricias lleguen a tu espacio esperando una respuesta; y ríes con la codicia que me lleva a robarte el alma dejando tu cuerpo olvidado, porque sin que lo sepas, me enamoré primero de eso que llevas tan resueltamente escondido en tu misterio y que dejas ver a través de esos ojos inexplicables.
Sola, atestiguas el valor y el tiempo que me lleva desenmascararte tan lasciva ante mi cariño incompleto, que solamente puedo practicar cuando de humo es tu cuerpo y de ánimas mis palabras, y vienes tranquila esperando un poco más de mí; esperando, que me destruya una vez más delante de tus ojos, mientras mis ruegos se desdibujan en el cielo de esos amores que tal vez algún día serán.
Y te alejas, dejándome en partes dolientes que rearmo cuando tu persona se hace silencio, la soledad presencia, y mi amor, recuerdo…

10/2/11

SENSACIONES PARA UN CORAZÓN ESCONDIDO I

 (Algunas Magias)

Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Escribes en mis ojos tus días por venir, por que sólo soy un pasajero de tus sueños; y me hablas de tu amor, modelando mis labios con tus manos y mi alma con todo lo que no puedo ver de ti.
El silencio me hace amarte y las palabras que trato de pronunciarte, me dejan sediento de tu presencia, como aquel poeta que de tanto amar la luna se volvió un ave de cielo.
Me distraigo de mis momentos cuando te veo caminar a mí alrededor; y sé que ya he perdido gran parte de mis días, mirando tus finas curvas y siguiendo la estela de tu camino.
Y no te sufro, tanto como sufro el perder mis días en tus ojos, por que ahí vivo, aquí existo… solamente cuando me ves.
Esgrimes algunas magias que me dejan exhausto de ayeres y deseoso de futuros contigo; me haces desdecirme de toda belleza ajena que veo a mi lado; y sin embargo, cuando te miro, no es el deseo lo que me llama de ti, sino esta necesidad que tengo de que te interpongas en mi camino para aprender a seguir mis propios pasos.
Delineas mis distancias cuando te extraño, y es sufrimiento seguro el escucharte suave y altanera, cuando sabes que en ése instante no puedes ser mía. Juegas a dejarme y vives continuamente el recuperarme, cada vez que me encuentras disperso mirando las estrellas.
Y no te sufro, tanto como sufro el perder mis momentos en tus labios, porque te los llevas y me dejas desprotegido y afligido de ti; y sólo cuando regreso, es que me pones en orden para luego volverme a despedazar con tus sentidos.
Mi guardián de lo eterno ya me persigue como un hereje porque sabe que te he dado mi alma; y preocupado, llama a los ángeles para que me convenzan el que le descubra mis intenciones de morir de felicidad.

…Alguna vez imagino cuando te vas sin decirme el porqué y me dejas dentro de mi cuerpo inservible; pero después mientras cae el sol y voy pensando en mi rutina, te vuelvo a encontrar en nuestra casa acurrucada a mi mañana; y mientras te llevo dormida en mis brazos, pienso que lo que vivo, es como sentarse a hablar con Dios de las delicias del universo, y de ese extraño amor que de tanto ser amado se volvió un sin nombre solamente para ser sentido.
Me he resignado a la idea de ser tan feliz, que, aún teniéndote en mi lugar, no me adueño de tu sombra, sino que saboreo tu sonrisa disfrutando la simpleza de tus acciones, y sé que a veces, me descubres lamentado la desgracia de haber padecido tanto dolor antes de que me encontraras moribundo y me hablaras de los sueños que hoy vivo contigo.
Quemas mis naves a cada paso, y ya no quiero volver, porque no dejo placeres detrás de mí, sino, que dejo momentos guardando tu memoria.
Padecerte es amarte más aún de lo que puedo aceptar; y extrañarte, es pedirle a mi calendario que se quede inerte y algo desmañado, murmurando, que ya no pasará los días, sino, que me hablará del mañana como esa tormenta lejana que jamás llega.
Escucharte complacida es reconocerme hombre, y mirarte en silencio es desear jamás morir; quizá por eso de vez en cuando, te robo la madrugada para hablar con la luna, de ese poeta, que de tanto amar, se volvió un ave de cielo.

26/1/11

TROTAMUNDOS


Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Para descubrirte, uní un sendero de nubes y ecos de sonrisas que aún sonaban en un rincón del mar, y salí a buscarte por esas calles descubiertas que le murmuraba tus huellas a este viento de octubre que se volvió mi compañero en las palabras que guardan el deseo de que algún día, en cualquier lugar, tú sepas que te he estado buscando como busca el alma al reposo, como busca el silencio a la tempestad.
Para imaginarte, uní la sinceridad de mil sonrisas y pasiones que se volvieron locura en habitaciones vacías que relataron historias prohibidas de sudor ajeno y gemidos pasajeros; y salí a buscarte por este mundo distante, que se lleva la fealdad a dar vueltas en sus posesiones, y esconde la belleza bajo la imperfección de lo simple y la alegría de esa luz que solamente llevan en la mirada las mujeres que bailan en el viento y se zambullen en los días sin pensar en el mañana.
Me volví un trotamundos sonriente, que va de pueblo en pueblo pintando esperanzas, diciendo, que para descubrirte uní las plegarias de enamorados y algunos corazones afortunados que naufragaron por amor muy cerca de aquí, donde las estrellas se arriman curiosas a mi alma y las madrugadas celebran mi libertad desnuda, que ya se va, tras éste sueño de encontrarte algún día, en cualquier lugar, para que sepas que te he estado buscando, como busca el tormento a la sabiduría y el amor a los corazones dispuestos.

AMANECERES


Autor: © Jesús Alejandro Godoy

Calla mi historia cuando estoy a tu lado, porque sin ti es vana toda intención de querer contemplar mis días con la imagen borrosa de tus labios, que se disuelven en mis sueños.
Callan mis placeres cuando te percibo; más aún, cuando entiendo que contigo no existen placeres, sino tan sólo el regocijo que regala el verdadero amor que atonta a todo paladar lascivo y enceguece a toda mirada que atiende lo externo.
Lentas van mis huellas a tu búsqueda, porque de tanto en tanto padezco las esperanzas de que un día serás mía, y cuando comprendo que vivo de sueños, me detengo a borrar mis caminos hacia ti para inventarme algunas nuevas opciones.
Sueño un día en el que podré revelarme a mis huesos, y podré entregarte mi piel para que veas mi interior. Sueño una noche en que me veas a la distancia con tus ojos empañados de mí, y tus ansias esperando por mi presencia.
Hablamos con mi letargo un poco de ti y de lo que jamás tendremos de tu historia. Y sigo viviendo aunque muriendo a momentos; y mientras tanto, voy buscando un sentido a los azotes invisibles que me doblegan a lo que deseo y no puedo obtener de tu mirada.
Sufro algunos lugares que has andado, mientras mis fantasías me hablan del silencio mágico que predica la esperanza.
Me divierte encontrarme imágenes lejanas que atesoran aquellos instantes que, aún recordándolos me traicionan, pero que ocupan un tímido lugar en mis horas actuales que no me dejan que me vea tan insensato, como para querer acariciarte en el aire de lo que fue.
Dime una vez más que son los sentimientos que incautos delante de mí y aún heridos de rabia y abandono, me van llamando para que algún día decidas aceptarlos ya viejos y seniles.
Dime una vez más, si dentro de este cuerpo que ya no es mío, no verás algo de lo que tengas piedad.
Pero culpable soy de llevarte a mi cielo y dibujarte en mis estrellas como si fueras la guía de mis amaneceres.
Presiento que acaso una madrugada te detengas a pensar en mí, y desees sobornar a mi alma para que te regale algunas palabras que tal vez nunca oirás de mis labios.
Flagelo es tenerte a mi lado actuando mil historias contigo que nunca serán, mientras mi alma trata de decirte que mi corazón se entrega a tus pies, como aquel que sabe de honor y no ostenta de ser cauto aunque la muerte siga sus pasos.
Silencio es entonces lo que tengo; más, no hablaré de lo que soy en mis días de vida, sino de aquello que soy cuando tu amor no me deja morir.
Eres mi aflicción más sublime; y yo, el recuerdo viejo que a veces limpias cuando estás sola.
Y sé… que culpable soy de llevarte a mi cielo.